Ya sabemos que donar óvulos casi nunca es un proceso en el que no exista una reflexión previa. La donación es sin lugar a dudas un acto de naturaleza altruista, pero si hablamos de material genético, como son los óvulos, no son pocas las dudas que asaltan a las donantes. Esas dudas y esos procesos de reflexión pueden hacerse más profundos y complejos en el caso de las donantes que en el momento de acudir a la clínica, tienen pareja sentimental.
Aunque la decisión final siempre es de cada donante, hay mujeres que valoran compartir con su entorno cercano a la intención de llevar a cabo esta acción. Por ejemplo, compartirlo con una pareja a veces puede ser algo complicado, pues puede suscitar las más diversas reacciones, propiciadas por ser a veces la donación de óvulos un tema tabú del que hay mucha desinformación.
Hoy queremos contaros cómo Carola (pseudónimo) le contó a su novio su intención de donar óvulos, y de cómo la naturaleza altruista de la donación acabó por convencerlo de que era una de las mejores decisiones que podía tomar Carola.
Carola, 28 años, vino a Madrid a estudiar y trabajar
Carola siempre fue una estudiante brillante. Natural de un pequeño pueblo del noroeste de España, enseguida notó que lo que más le gustaba del mundo era conocer otras regiones de su país cuando se iba de vacaciones. Sus padres, dedicados al sector primario en la región en la que vivían, siempre hicieron esfuerzos para mandar a su hija al extranjero en cuanto tuvo edad de iniciar la educación secundaria obligatoria. El último esfuerzo que hicieron fue financiar un máster en gestión hotelera, para que complementada con su carrera de turismo, pudiera de hacer de su pasión su forma de ganarse la vida.
No obstante, muchos de los que vienen de fuera de Madrid saben que llegar a una ciudad como es la de la capital, a veces se puede tornar un poco complicado. Gracias a una amiga que ya llevaba instalada en Madrid desde la carrera, tuvo la oportunidad de alquilar una habitación del piso donde ésta vivía, que junto con una oferta de trabajo en una importante cadena hotelera de Madrid, le permitió venirse a hacer de su pasión un oficio.
‘Pongamos que hablo de Madrid’
El flechazo de Carola con Madrid fue, como quien dice, a primera vista. Las calles, el carácter de la gente, la mezcla de gente que venía de todas partes, con los “gatos” de toda la vida; las oportunidades que la gran ciudad ofrecía, y un chico del madrileño barrio de Chamberí, Borja (pesudónimo), hicieron que Carola encontrara en Madrid el perfecto centro de operaciones para su día a día.
Carola en seguida se sintió acogida. Sin embargo, el ritmo al que se vive en Madrid a veces es difícil de seguir, especialmente al principio. ¿Qué madrileño no se siente gustoso de ser el primero en abandonar su ciudad para visitar otras regiones más tranquilas y desconectar del incesante y desbocado ritmo de la gran ciudad?
Carola quiso planificar con Borja sus primeras vacaciones después de trasladarse a Madrid. No obstante, se dieron cuenta que sus vacaciones soñadas se les escapaba un poco de precio en un momento de su relación en el que aún vivían por separado, y cada uno afrontaba los gastos de forma autónoma. Consciente de cómo había gestionado tan bien sus vacaciones su compañera de piso, Carola fue a preguntarle a cómo se había venido organizando hasta entonces. Fue así como oyó hablar por primera vez de ‘Tambredona’, de Clínica Tambre.
Así se lo contó a Borja….
Tanto ella como Borja eran reacios a la donación de material genético. De antemano no sabían que la legislación amparaba el anonimato en las donaciones de óvulos, pero aunque lo hubieran sabido, ambos albergaban ciertas dudas de carácter ético sobre la cuestión de cómo afrontar el saber que tienes descendencia en algún lugar del mundo.
Lo que primero hizo replantearse el tema fue por supuesto el tema económico. No sin recelo, empezó a informarse del tema. Qué se hace con los óvulos, cómo se asignan estos a las madres receptoras que lo solicitan, etc. En este sentido, fue determinante el video-testimonio de Cheryl Perkins, que se encuentra en la página web de Clínica Tambre. Fue entonces cuando comprendió que las madres receptoras eran personas que se veían en serias complicaciones a la hora de realizar su sueño de formar una familia. Comprendió que cualquier niño que pudieran concebir con uno de sus gametos iba a ser infinitamente deseado y querido, hasta el punto de que las madres receptoras eran capaces de “hipotecarse”, o gastar una parte importante de sus ahorros, para poder alcanzar la meta de formar su propia familia.
Cuenta Carola cómo le estuvo dando vueltas al testimonio de Cheryl con la almohada durante horas, hasta conseguir disipar todas las dudas que albergaba sobre el tema. Al final comprendió que donar óvulos era una oportunidad para las personas que desean tener hijos de formar su propia familia, en un ambiente en el que difícilmente un niño iba a poder ser más deseado y querido. Se durmió aquella noche pensando en cómo decírselo a Borja, que para su sorpresa se emocionó “visiblemente” al día siguiente, cuando le puso el testimonio de Cheryl que ella había visto el día anterior, sobre todo por la parte en la que la paciente dice “Si pudiera conocer a mi donante, le daría el abrazo más grande del mundo”. Borja se decantó por desechar cualquier reparo que pudiera tener respecto al tema. ¿Qué le llevó a apoyarla sin condiciones? La felicidad que mostraban todas las familias y madre receptoras que pudieron encontrar en los video testimonios de la página web de Clínica Tambre, la sencillez del proceso al que Carola debía someterse, y la idea de unas primeras vacaciones de verano junto a ella en el sudeste asiático. A fecha de redacción de la entrada del blog, Carola ha vuelto a donar hasta en una ocasión más (acompañada también de Borja), y desde Tambredona afirmamos que el número de familias felices sigue creciendo gracias a la generosidad de personas como Carola y Borja.
Si después de conocer la historia de Carola y Borja, te estás empezando a animar a donar y unirte al movimiento #tambredona que hace felices a tantas familias cada día, estaremos encantados de informarte de todo el proceso en una consulta online o presencial sin ningún coste. Puedes llamar al tlf. gratuito 900 833 901 o enviar un WhatsApp al 601 634 766 o bien completar el siguiente formulario y nos pondremos en contacto contigo.